¿Un puticlub para la mujer del César?

22 de setembro de 2014

Por José Yoldi.


No hay ningún brocardo más famoso en Derecho para simbolizar la necesidad de la independencia de los jueces frente a los justiciables que aquella frase que se atribuye a Julio César de que “la mujer del César no solo tiene que ser honrada sino, además, parecerlo”.


Los miembros de los tribunales, por tanto, no solo están obligados a ser imparciales respecto de las personas que van a juzgar de forma objetiva, sino que también tienen que tener una apariencia de imparcialidad. Es decir, que tan importante es que los magistrados tengan impoluta su recta capacidad de juzgar como que la ciudadanía no tenga la menor sospecha de que estén contaminados, a favor o en contra. Así lo ha establecido en numerosas sentencias el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.


La introducción viene a cuento porque esta semana nos hemos enterado, gracias a Manuel Altozano, en El País, de que el caso Gürtel, el proceso más importante de corrupción que afecta al PP —con permiso de los papeles de Bárcenas, de los que es precuela— va a ser juzgado por la Sección Segunda de la Audiencia Nacional, que está presidida por Concepción Espejel, y de la que también forma parte el inefable Enrique López.


Y el caso no es baladí, porque la corrupción es un virus que se expande por España en todas las administraciones y lugares, sean los gobernantes o responsables del partido que sean. Es mucho más perverso que el terrorismo o el terrorismo de Estado, porque destruye la confianza de los ciudadanos en el sistema y en las instituciones; y a los políticos, empezando por el Ejecutivo deRajoy, se les llena la boca de bonitas palabras como “regeneración ética”, pero ninguno empieza por limpiar y poner en orden sus casas.


El caso Gürtel —correa en alemán, porque así se apellida el principal implicado— es el primer caso de corrupción sistemática que afecta a varias administraciones del PP, especialmente en Madrid, Valencia y Castilla y León, donde, entre otras actividades, se pagaban comisiones a cambio de la organización de eventos. El primer instructor del caso que afecta a más de 200 imputados fueBaltasar Garzón, quien, en un proceso con sabor a vendetta, fue expulsado de la carrera judicial, por haber permitido escuchas entre algunos imputados y sus abogados. Ahora, cinco años después de su inicio, el juez Pablo Ruz ha sentado en el banquillo a 45 de los imputados, entre ellos tres ex tesoreros nacionales del PP, un ex consejero de la Comunidad de Madrid, dos ex alcaldes, los jefes de la trama corrupta y un puñado de empresarios. El magistrado considera que el PP tiene derecho a personarse en la vista como partícipe a título lucrativo, es decir, por haberse beneficiado de los delitos cometidos, por lo que, de ser condenado, estaría obligado a devolver los fondos o resarcir el daño causado.


Y en esta orgía de beautiful people vinculada al PP que es el caso Gürtel van a impartir su sabiduría Concepción Espejel —esta semana me he enterado de que algunos de sus colegas en la Audiencia Nacional le han puesto de apodo Cospejel— y el magistrado revenido del Constitucional —para donde fue nombrado por el PP tras agria polémica— Enrique López.


Verán, Concepción Espejel empezó a ser conocida en España durante su etapa como presidenta de la Audiencia de Guadalajara. En 2005 hubo un incendio ocasionado por la imprudencia de un excursionista al encender una barbacoa y en las labores de extinción fallecieron 11 bomberos de un retén. La juez de Sigüenza a la que correspondía el caso consideró un accidente el cambio de la dirección del viento y exculpó de responsabilidad a los técnicos y responsables de la Junta (gobernada por el PSOE) que habían participado en la extinción. Sin embargo, Espejel, como presidenta de la Audiencia Provincial, junto con otros dos magistrados, revocaron la decisión y ordenaron a la juez que siguiera investigando a los socialistas.


Poco después, el Consejo del Poder Judicial, dominado por los conservadores, en una polémica decisión tachada de ilegal, trasladó a la juez de Sigüenza. Su sucesora imputó a una veintena de cargos y técnicos de la Junta con la aquiescencia de Espejel y su sala. El PP que ejercía la acción popular llegó a pedir para éstos penas de prisión por delitos de homicidio e incendio.


Gracias a los votos del PP, Espejel fue nombrada vocal del Consejo General del Poder Judicial, donde votó sistemáticamente con la postura del partido que la había promovido.


Al poco tiempo de que Espejel accediera al Consejo, la Audiencia de Guadalajara, con otra presidenta, levantó la imputación a todos los cargos de la Junta y condenó únicamente al excursionista que había encendido la barbacoa. En la sentencia, se consideraba inútil toda la investigación sobre los socialistas, puesto que el autor y el origen del incendio se conocían desde el inicio.


Su aterrizaje en la Audiencia Nacional también fue polémico. Lo promovió desde el Consejo, con una argucia legal, mientras todavía seguía simbólicamente como presidenta de la Audiencia de Guadalajara. Dos de los cinco vocales de la permanente votaron en contra, pero el traslado estaba hecho.


El 28 de febrero pasado, recibió la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort, que le impuso lanúmero dos del PP, Dolores de Cospedal, que calificó de “honor y privilegio” haberle impuesto la medalla a “Concha”.


Enrique López, en la Audiencia Nacional. / Efe
Enrique López también pasó por el Consejo General del Poder Judicial desde un juzgado de León, aupado por el PP. Este magistrado, que fue portavoz de la institución, también aprovechó su estancia en el gobierno de los jueces para acceder a la Audiencia Nacional. Pero sus buenos contactos en el partido de la calle Génova, le permitieron ser la propuesta inamovible del PP al Tribunal Constitucional, incluso cuando todavía no cumplía los requisitos. Por ello su candidatura fue inicialmente rechazada por el Parlamento. Pero como era el hombre más deseado, tras prestar buen servicio en elcaso Faisán, el Gobierno de Rajoy le designó directamente.


Después de un año en el Constitucional, un incidente de madrugada conduciendo ebrio y saltándose un semáforo en el centro de Madrid ha acabado con su carrera y le ha devuelto a la Audiencia Nacional.


Ya ven, quizá algún organismo superior podría explicar a estos jueces lo de la apariencia de imparcialidad, pero ¿quién? ¿El Consejo General del Poder Judicial, renovado con la mayoría absoluta del PP? ¿La Sala Segunda del Tribunal Supremo, donde dominan por abrumadora mayoría los magistrados conservadores y que no apreciaron malversación en los 30 viajes de placer que con el dinero de todos los españoles realizóCarlos Dívar en horario laboral? ¿El Constitucional, cuyo presidente ha sido militante del PP?


Yo confío plenamente en la sindéresis de Concha, como le llama María Dolores de Cospedal, y también en la de Enrique, el revenido a la Audiencia tras su etílica aventura nocturna por la Castellana, pero es que la gente es muy mal pensada e insidiosa. Consideran que algunos de los responsables de juzgar la corrupción no parecen haber salido de la Escuela Judicial, sino de las rebajas, de los chinos o del todo a 100. Para otros, la participación de Espejel y López en el caso Gürtel es lo más desopilante que ha ocurrido en la justicia desde la absolución de Paco Camps por la tontería de los trajes. Y ya ha habido quien me ha preguntado si es que con este caso la mujer del César quiere regentar un puticlub



Publicado en www.cuartopoder.es

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