El archivo general agotó su espacio y está pendiente de un expurgo de documentos, que no se hará hasta identificar los de valor histórico.
Archivadores apilados en los pasillos del penal número 1 por falta de espacio en el almacén. M. MORALEJO |
Los juzgados de Vigo están al límite de su capacidad de almacenamiento de expedientes. Una prueba es lo ocurrido el pasado viernes en el juzgado de lo penal número 1 de Vigo. Fuentes judiciales admitieron que no les quedó más remedio que apilar decenas de documentos en el suelo de los pasillos, por donde pasa el público, y en los bancos donde esperan los testigos porque ya no queda más sitio libre ni en el cuarto que les sirve de almacén ni en el archivo general de los juzgados de la calle Lalín. En las estanterías de los juzgados, ya no cabe ni un alfiler.
Expedientes amontonados. M.M. |
Los expertos calculan que en los sótanos del juzgado puede haber millón y medio de expedientes relacionados con pleitos que se celebraron desde 1978 hasta el 2009, fecha límite a la que se extiende el expurgo que se va a hacer en un futuro.
Los jueces confiaban en que el anunciado expurgo solucionase la falta de espacio en los almacenes pero la propia comisión de destrucción de documentos admitió recientemente que, antes de eliminar nada, la Xunta debe localizar los documentos de valor histórico. Esa tarea identificativa podría ocupar a la Xunta un año como mínimo y solo a partir de ahí se podrán destruir los papeles, así como las pieza de convicción, pruebas usadas en los juicios.
Mientras no se hace el expurgo, el almacén general seguirá colapsado. Así que los jueces han tenido que recurrir a las soluciones que tienen más a mano.
La falta de espacio también es notoria en los cuartos de las oficinas judiciales. Más de 2.000 ejecutorias (expedientes que siguen el cumplimiento de las sentencias) rebosan en las estanterías y mesas de los despachos de los tres juzgados penales. El caso más grave es el número 1 porque es el de mayor antigüedad y que acumula más ejecutorias de sentencias. Algunos de estos expedientes se amontonan en las sillas de los funcionarios con más de metro y medio de altura. Las repisas de las ventanas son otro lugar bien aprovechado.
La falta de espacio para almacenar documentos es un mal endémico en el mercantil número 3 de Pontevedra, que tuvo que pedir más estanterías y meter más expedientes en un cuarto bajo llave junto al ascensor.
Publicado o 25/03/2014 en www.lavozdegalicia.es
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